La manera en que medimos el desempeño condiciona cómo actuamos. Esta sencilla, pero poderosa idea es el núcleo del pensamiento de Donella Meadows, autora del influyente informe Indicators and Information Systems for Sustainable Development. Aunque su trabajo se centró en el desarrollo sostenible, sus ideas son sorprendentemente aplicables al ámbito de la seguridad y salud en el trabajo.
Medir es elegir. Y elegir es priorizar.
Medir es una acción cargada de intenciones. No existe indicador neutral: medimos lo que valoramos… y, con el tiempo, acabamos valorando lo que medimos. En un entorno laboral, si solo medimos accidentes, enviamos el mensaje implícito de que el objetivo es “no accidentarse”, no necesariamente trabajar de forma segura. Por el contrario, si medimos la participación en observaciones preventivas, la calidad de las conversaciones sobre seguridad o el nivel de confianza entre compañeros, estamos reforzando una cultura más profunda y preventiva.
El riesgo de indicadores mal diseñados
Como advertía Meadows, indicadores mal elegidos pueden generar disfunciones graves. Si un programa de inspecciones mide únicamente el número de visitas realizadas, puede incentivar la cantidad sobre la calidad. Si medimos solo el cumplimiento normativo, podemos olvidar aspectos culturales, organizativos o emocionales que también determinan la seguridad.
¿Qué necesitamos medir para avanzar hacia una cultura preventiva madura?
La respuesta no es sencilla. En su informe, Meadows propone un enfoque sistémico, jerarquizado y participativo. Algunos aprendizajes clave que podemos trasladar a la prevención de riesgos laborales son:
- Ir más allá de los datos de resultado: incorporar indicadores de esfuerzo, de aprendizaje, de diálogo y de mejora.
- Diseñar sistemas de información coherentes: donde los indicadores respondan a un propósito claro y estén alineados desde los niveles operativos hasta los estratégicos.
- Incluir a las personas en el diseño de los indicadores: trabajadores, mandos y técnicos deben participar en la definición de lo que merece ser observado.
- Aceptar que los indicadores perfectos no existen: lo importante no es tener “los mejores”, sino que el sistema de información nos ayude a aprender y evolucionar.
¿Y tú, qué estás midiendo en tu organización? ¿Lo que realmente importa… o lo que es fácil de contar?


