Los entornos VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo) están al orden del día, con todas las implicaciones que tiene tanto a nivel organizacional como personal. Situaciones como la pandemia, la crisis ambiental y energética, los problemas de suministros de materias, etc. ponen de relevancia cómo cualquier situación, por lejana que pensemos que esté, nos puede afectar en todos los niveles: Social, organizacional y personal.
Considerando este contexto, el rol del profesional de seguridad y salud se enfrenta a unos retos que van más allá del mero cumplimiento legal y de “hacer las organizaciones más seguras”. La realidad actual es que los profesionales de seguridad y salud tienen una labor mucho más compleja y con implicaciones cada vez mayores y a muchos niveles de la organización.
Por tanto, estamos en un momento crítico para la profesión donde se debe dar el salto que permita garantizar un posicionamiento de los profesionales de seguridad y salud estratégico en las organizaciones.
Nuestro entorno social y laboral es cada vez más complejo y requiere del desarrollo y la consolidación de un conjunto de habilidades que permita a los profesionales adaptarse y sacar el máximo rendimiento de sus capacidades técnicas e interpersonales, generar influencia y convertirse en facilitadores del cambio:
1. Deben actuar como trabajadores de “primera línea”, equilibrando su presencia en planta con las tareas más administrativas, con el objetivo de comprender el trabajo operativo y encontrar fórmulas que contribuyan al éxito de la organización y al cumplimiento de objetivos. Estar estrechamente conectados con el entorno operativo, los procesos de toma de decisiones y las fuentes de datos e información en tiempo real es fundamental para poder interpretar las señales emergentes y anticiparse a posibles problemas.
Un punto de mejora es automatizar lo máximo posible esas tareas administrativas, con objeto de aportar tiempo de valor en evolucionar la cultura organizacional.
2. Deben enfocarse en conocer cómo se realiza el trabajo del día a día, y en comprender la brecha entre el trabajo prescrito (procedimentado) y el trabajo real, así como en las implicaciones de esta brecha para el éxito en seguridad y salud de la organización. La comprensión, el seguimiento y el análisis del trabajo permiten identificar las fuentes de resiliencia y de debilidad de la organización.
Es fundamental que el profesional de seguridad y salud conozca cómo se adaptan los equipos de trabajo, qué cambios o ajustes se hacen, qué conflictos surgen a nivel operativo, cómo se modifican las asignaciones de recursos y cómo pueden variar las prioridades. Además, deben analizar por qué se deben llevar a cabo esas adaptaciones y qué procedimientos y recursos resultan insuficientes o están desactualizados. De este modo podrá coordinar acciones que den respuesta a pequeñas señales de riesgos emergentes e implicar a todos los estamentos de la organización en la mejora continua en seguridad y salud.
3. Deben contribuir al éxito de la organización. En esta evolución, el profesional de seguridad y salud debe participar en todos los niveles de la organización, no limitándose a ser un mecanismo para “detectar y reparar” cuestiones relacionadas con cumplimientos en seguridad y salud. Debe facilitar la colaboración y participación de los distintos agentes en las decisiones de seguridad y salud, dando apoyo en situaciones problemáticas que pueden dar lugar a silos organizacionales.
Por ello, el profesional de seguridad y salud resulta clave en el funcionamiento del sistema, contribuyendo en la detección y mejora de los puntos débiles del sistema.
Para ello se debe buscar el equilibrio entre dos ejes:
- Por un lado, el equilibrio entre la organización y el individuo (las personas).
- Por otro lado, el equilibrio entre lo técnico y lo relacional.
Considerando que los eventos pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar dentro de la organización, y que existen múltiples combinaciones de factores que pueden desencadenar su ocurrencia, el profesional de seguridad y salud requiere de flexibilidad, autonomía, capacidad y libertad de acción para moverse en estos entornos cambiantes e inciertos. Para ello necesita tener un conocimiento profundo de la organización: preguntar, interpretar, analizar y posibilitar una nueva manera de entender el trabajo operativo, facilitando la toma de decisiones en tiempo real.
El propósito principal del profesional de la seguridad debe ser comprender los riesgos actuales y futuros de la organización, y esto implica aprender de manera proactiva sobre el funcionamiento de la parte operativa, mediante una indagación abierta y la detección de problemas de seguridad y salud antes de que surjan.
Pero para conocer qué está pasando realmente en la organización, el profesional de seguridad y salud debe ser un líder que sea capaz de crear un ambiente adecuado para que los equipos compartan sus problemas, inquietudes, dificultades y éxitos sin miedo, vergüenza o represalias. Es decir, un ambiente de seguridad psicológica en el que los miembros de la organización hablen más, reporten más errores y se muestren más abiertos hacia el aprendizaje, y en el que se practique un pensamiento crítico, constructivo, que aporte conocimiento e información en pro de la seguridad y salud de toda la organización.
De esta manera se sientan los cimientos para la creación de una organización del aprendizaje y la evolución de su cultura de seguridad y salud.
Si quieres saber más sobre los retos y el futuro del profesional de HSE, así como las competencias clave para asumir ese nuevo rol, puedes descargarte la Guía Retos y futuro del profesional HSE.
Este post es un extracto de la Guía ‘Retos y futuro del profesional HSE‘, editada por Foment del Treball con el apoyo del Departament d’Empresa i Treball de la Generalitat de Catalunya y con la colaboración de PrevenControl.
