El objetivo de alcanzar “cero accidentes” es una meta común en muchas organizaciones. A primera vista, parece ser el ideal de cualquier programa de seguridad: si no hay accidentes, significa que los empleados están seguros, ¿verdad? Sin embargo, el enfoque en el “cero accidentes” puede generar problemas inesperados y, en muchos casos, dañar la cultura de seguridad en lugar de fortalecerla.
El problema con el enfoque en “cero”
Cuando el objetivo principal de una empresa es lograr cero accidentes, inevitablemente se pone una enorme presión sobre los empleados y los responsables de los departamentos de seguridad y salud. Este enfoque puede llevar a la ocultación de incidentes, la falta de reporte de condiciones inseguras y la manipulación de los datos para alcanzar la meta. En lugar de promover una cultura de seguridad activa y transparente, se incentiva a los trabajadores a esconder los problemas para no “arruinar” las estadísticas.
Esto se debe a que el indicador “cero accidentes” es lo que llamamos un lagging indicator, o indicador rezagado, que solo mide lo que ya ha ocurrido. Si bien es importante rastrear los accidentes que han tenido lugar, este tipo de indicadores no ayuda a prever o evitar futuros incidentes, ni fomenta la participación activa en la prevención.
La trampa de los incentivos mal diseñados
Uno de los mayores problemas asociados con el enfoque en el “cero accidentes” es la creación de incentivos que pueden distorsionar la verdad. Muchas empresas vinculan bonificaciones o reconocimientos al logro de un número determinado de días sin accidentes. Esto puede parecer una buena estrategia para motivar a los empleados, pero en realidad, puede tener el efecto contrario: se empieza a evitar reportar pequeños incidentes o casi accidentes (near-misses) para no “romper la racha” de seguridad.
Este tipo de enfoque crea una cultura reactiva, en la que la prioridad es mantener la apariencia de seguridad en lugar de abordar los riesgos reales. En lugar de promover la honestidad y la mejora continua, las empresas corren el riesgo de crear una cultura de miedo a reportar.
Enfócate en la prevención, no en el número cero
En lugar de centrarse únicamente en la ausencia de accidentes, las organizaciones deben prestar atención a los leading indicators, o indicadores adelantados, que promueven una cultura proactiva de seguridad. Estos indicadores miden acciones preventivas que ayudan a evitar que los accidentes ocurran, como la frecuencia de las inspecciones de seguridad, el uso correcto del equipo de protección personal y el número de observaciones positivas de seguridad realizadas por los empleados.
Al centrarse en estos indicadores adelantados, las organizaciones fomentan la participación activa de sus empleados en la mejora continua. De esta manera, se crea una cultura en la que todos los empleados están comprometidos en la identificación de riesgos y en la adopción de buenas prácticas.
El papel clave de las observaciones positivas
Uno de los mejores métodos para impulsar una cultura de seguridad es fomentar y medir las observaciones positivas. En lugar de simplemente rastrear incidentes negativos, las organizaciones deben incentivar a los empleados para que reporten prácticas seguras y comportamientos que mejoren la seguridad en el trabajo. Al aumentar las observaciones positivas, también disminuyen los incidentes negativos, lo que contribuye a una mejora sostenida de la seguridad.
Este tipo de enfoque permite que los empleados se sientan valorados y parte del proceso de seguridad, en lugar de ser simplemente evaluados en función de un número arbitrario de “cero accidentes”.
Aunque el “cero accidentes” puede parecer un objetivo noble, este enfoque a menudo conduce a una cultura de ocultamiento y miedo, en lugar de promover una cultura de prevención y transparencia. En lugar de enfocarse en evitar accidentes a toda costa, las organizaciones deberían centrarse en crear un entorno en el que los empleados participen activamente en la identificación y resolución de riesgos. Al adoptar indicadores adelantados que fomenten la participación y la mejora continua, las empresas podrán construir una cultura de seguridad más fuerte y sostenible.