Tradicionalmente, la seguridad ha estado dominada por un enfoque reactivo, conocido como Safety I, que se basa en controlar los peligros y evitar fallos. Sin embargo, en los últimos años ha surgido un nuevo paradigma: Safety II, una metodología proactiva que busca aprender de los éxitos y fomentar la resiliencia en los equipos de trabajo. Un reciente estudio explora ambos enfoques en la industria de la construcción (aunque extrapolable al resto de sectores) y nos ofrece una visión sobre cómo integrarlos para lograr un entorno de trabajo más seguro y eficiente.
Safety I: Un enfoque reactivo
El Safety I es la metodología tradicional que ha guiado la seguridad durante décadas. Se enfoca principalmente en identificar peligros y riesgos en el lugar de trabajo y, a partir de ahí, establecer controles para prevenir accidentes. Bajo este enfoque, los errores y los accidentes se consideran fallos del sistema que deben ser eliminados o controlados. Entre sus principales características se encuentran:
- Identificación de peligros: Safety I se basa en detectar los riesgos asociados a las tareas y equipos, y aplicar medidas de control para minimizar su impacto.
- Normas y protocolos estrictos: Este enfoque permite definir de manera clara los procedimientos a seguir, lo que garantiza que los empleados tengan una guía clara de las acciones seguras que deben realizar.
- Acciones correctivas: Cuando ocurre un accidente o se detecta un incidente cercano, se analiza el problema para eliminar las causas raíz.
Si bien este enfoque ha sido crucial para mejorar la seguridad, tiene varias limitaciones. El Safety I tiende a centrarse únicamente en prevenir los errores, lo que puede llevar a una cultura de culpabilidad, donde los trabajadores temen reportar incidentes por miedo a represalias. Además, suele tratar los accidentes como eventos aislados, sin abordar las causas sistémicas subyacentes que los generan.
Safety II: Un enfoque proactivo y resiliente
Con el avance de la tecnología y la creciente complejidad de los proyectos, se ha reconocido que el enfoque Safety I no es suficiente para enfrentar todos los desafíos. Aquí es donde entra en juego el Safety II, un concepto más reciente que se centra en lo que sale bien, en lugar de únicamente en lo que sale mal. Este enfoque busca promover la resiliencia y la capacidad de los equipos para adaptarse a situaciones imprevistas. Sus características principales son:
- Aprender del éxito: En lugar de centrarse solo en los fallos, Safety II fomenta el aprendizaje de las actividades diarias que se ejecutan con éxito, buscando replicarlas y potenciarlas.
- Adaptabilidad y flexibilidad: Safety II reconoce que los entornos son dinámicos y que los trabajadores enfrentan situaciones inesperadas. Este enfoque anima a las organizaciones a ser más flexibles y a adaptarse a los cambios.
- Colaboración y mejora continua: Fomenta una cultura de apertura, donde los trabajadores participan activamente en la identificación de mejoras y soluciones.
El Safety II valora al trabajador no solo como un ejecutor de tareas, sino como un activo clave en la seguridad, capaz de detectar problemas y proponer soluciones antes de que ocurran incidentes. Además, refuerza la idea de que la seguridad no solo consiste en evitar accidentes, sino en generar condiciones que promuevan el éxito constante en las operaciones diarias.
¿Por qué integrar Safety I y Safety II?
El artículo destaca que ambos enfoques tienen fortalezas significativas. Sin embargo, la clave para mejorar la seguridad radica en integrar ambos enfoques, aprovechando lo mejor de cada uno. A continuación, exploramos las razones por las cuales esta integración es necesaria:
- Un enfoque integral para la seguridad: Mientras que Safety I proporciona un marco regulador sólido y enfocado en cumplir con normativas, Safety II añade la flexibilidad necesaria para adaptarse a situaciones no previstas y aprovechar el conocimiento del equipo humano. Esta integración permite no solo prevenir accidentes, sino también anticiparse a ellos mediante la adaptación continua.
- Mejora del rendimiento organizacional: Safety II fomenta la proactividad, lo que ayuda a evitar problemas antes de que surjan, mientras que Safety I sigue proporcionando las bases para la prevención de incidentes críticos. Juntos, permiten una gestión de riesgos más equilibrada y efectiva, lo que reduce las pérdidas económicas y humanas.
- Cultura de seguridad positiva: El enfoque basado en los éxitos de Safety II promueve una cultura de aprendizaje continuo y colaboración, en lugar de una cultura de culpabilidad y sanciones. Esto mejora el compromiso de los trabajadores y su disposición a participar activamente en la seguridad.
Estrategias para la integración de Safety I y Safety II
La integración de estos dos enfoques requiere una estrategia clara y una planificación adecuada. A continuación, se presentan algunas recomendaciones clave basadas en el análisis del artículo:
- Establecer un equilibrio entre regulación y flexibilidad: Es crucial que las organizaciones mantengan el cumplimiento de las normativas de seguridad establecidas (Safety I), pero también que sean capaces de adaptarse a los cambios del entorno laboral (Safety II). Esto implica definir cuándo es necesario seguir protocolos estrictos y cuándo se puede dar más margen a la adaptabilidad del equipo.
- Fomentar una cultura de aprendizaje continuo: Crear una cultura organizacional donde se valore tanto el éxito como el error. Las reuniones regulares de seguridad, donde se discuten tanto los incidentes como las buenas prácticas, son esenciales para implementar esta filosofía.
- Involucrar a los trabajadores en la toma de decisiones: Los trabajadores son una fuente clave de información sobre lo que realmente sucede en el terreno. Involucrarlos en la planificación y en la revisión de procedimientos permite obtener una visión más completa y realista de los riesgos y oportunidades de mejora.
- Capacitación y formación dual: Ofrecer formación que combine las enseñanzas tradicionales de Safety I (procedimientos, normativas, uso de EPI) con las habilidades de adaptabilidad y resolución de problemas que promueve Safety II. Esto empodera a los trabajadores para actuar de manera segura, incluso en situaciones inesperadas.
- Monitoreo constante y uso de tecnología: Integrar tecnología como sensores, análisis de datos en tiempo real y simulaciones de realidad virtual para anticipar riesgos y mejorar la toma de decisiones, aprovechando los principios de ambos enfoques.
Conclusión: Un futuro seguro basado en la colaboración
La industria de la construcción tiene ante sí un reto: combinar los enfoques reactivos y proactivos para construir un entorno laboral más seguro y resiliente. La integración de Safety I y Safety II no solo mejorará la prevención de accidentes, sino que también permitirá a las empresas adaptarse a los desafíos del futuro de manera más eficiente.
Al final, la seguridad no debe verse únicamente como una serie de normativas a cumplir, sino como un proceso dinámico de mejora continua, donde los trabajadores y las empresas colaboran para crear entornos laborales cada vez más seguros. Al integrar lo mejor de ambos enfoques, no solo se minimizan los riesgos, sino que se impulsa una cultura de seguridad centrada en el aprendizaje, la resiliencia y el éxito.