Vivimos en unos tiempos complicados que han motivado que nuestro micromundo de la seguridad y salud haya dado un vuelco importante.
En esta nueva realidad que nos ha traído la pandemia, se han caído muchas caretas y se han visto muchos plumeros. En todos los sentidos, ojo: desde profesionales de la seguridad y salud que no han dado la talla cuando era necesario, hasta otros que se han salido y han ganado una relevancia muy notable gracias a su gran gestión de las adversidades. Pero también en las organizaciones: desde algunas que cuando han ido mal las cosas han relegado a la seguridad y salud a un lugar secundario, a otras que han entendido la relevancia de cuidar este aspecto en este nuevo entorno (sí, esto también es seguridad psicológica).
Y todo ello ha generado el mayor movimiento de profesionales de la seguridad y salud que yo recuerde en las organizaciones (más allá del de los inicios cuando la creación de los SPA). Podríamos hablar incluso de que el sector ha experimentado su particular “Big quit” o “la gran renuncia”, que se está llevando a cabo también en ámbito general en los EEUU. Nunca jamás había habido tanto movimiento. Tanto para cambiar de organización, como para cambiar de posición (con el puesto de responsable de sostenibilidad como el Valhalla deseado, hecho que merecería un nuevo post).
Las organizaciones, su alta dirección, partes interesadas y clientes, están comenzando a darse cuenta de la importancia de los profesionales de la seguridad y la salud en el trabajo, y éste debe aprovechar esta nueva revolución para reposicionarse.
Es necesaria una conciencia de seguridad laboral más amplia, que opere en todos los niveles: una cultura preventiva.
¿Y cuáles son las cinco principales áreas de actuación que debe dominar el profesional de la seguridad y salud como más relevantes para mejorar la cultura preventiva en las organizaciones?
Liderazgo
El liderazgo en seguridad es un elemento clave para promover la cultura preventiva. La influencia positiva en la cultura de seguridad de la organización se producirá si sabemos fomentar este liderazgo, hacerlo visible, y si los líderes a todos los niveles, empezando por la dirección, actúan como un modelo a seguir, motivando a las personas para trabajar de forma segura, mostrando preocupación por su bienestar y formulando claramente lo que se espera de cada persona, verificando su cumplimiento y premiando el desempeño satisfactorio.
Comunicación
Una buena comunicación contribuye a la participación e implicación de todos los miembros de la organización. Implantar una cultura preventiva requiere buenos canales de comunicación tanto de arriba abajo como de abajo arriba y transversales. Y ahí es fundamental fomentar la seguridad psicológica para que los integrantes de la organización se puedan expresar de forma abierta y con total confianza.
Participación
La participación de los trabajadores es un elemento de efectividad en la generación de cultura preventiva por cuanto promueve la implicación de todos los miembros de la organización en la gestión de la seguridad y salud. Esta implicación de todos los niveles de la organización en la identificación de los riesgos, las propuestas para su control y su feedback al respecto, contribuyen a que el personal sienta como “propios” los procedimientos preventivos.
Aprendizaje
Aprender sistemáticamente de la experiencia es un elemento vital para el éxito de la prevención en una organización.
Una cultura de aprendizaje basada en una amplia participación mejora la capacidad de la organización para identificar y cambiar situaciones de riesgo. Una organización que aprende está capacitada para aprovechar las ideas de todos sus miembros.
Cultura Justa
La prevención efectiva requiere cambiar la tradicional cultura de la culpabilidad y el castigo por la de la responsabilidad y la justicia: la investigación de sucesos debe partir de una buena comprensión de los mecanismos del error humano, la dirección debe demostrar su apoyo a los trabajadores y éstos deben estar dispuestos a notificar los sucesos sin temor a ser sancionados (nuevamente la importancia de la seguridad psicológica).
El profesional de la seguridad y salud debe evolucionar y formarse para poder trabajar en estas 5 áreas y (re)evolucionar la seguridad y salud de su organización transformándola en un valor estratégico. Y en ello ponemos todo nuestro empeño en PrevenControl en este año, facilitando herramientas a los profesionales del sector para conseguir este objetivo.
Feliz e intenso año!