Lo que nadie nos dijo sobre cómo deben ser las evaluaciones de riesgos (II)

Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace unos días iniciamos una serie de posts dedicados a aquellos puntos clave que nadie ha escrito, pero que creemos que deben ser la base de cualquier evaluación de riesgos que se precie. Empezamos hablando de la importancia de la preparación previa, y hoy seguimos con la actitud con la que vamos a evaluar.

  • Empatía: Es importante ponernos en los zapatos del cliente para conseguir acordar con ellos realizar la visita en el mejor momento posible, dentro de que sea factible. Para ello es interesante preguntarles de forma previa cuál sería el mejor día o días de la semana, las horas en las que nos puedan atender mejor, etc. Todo ello sin tampoco “perdernos” nada que pueda distorsionar nuestra visión de la situación, por supuesto.
    En el post anterior hablábamos de la preparación de la reunión: indagar sobre el sector, revisar cuáles son los riesgos del sector, conocer su proceso productivo, el contexto organizativo, e incluso fomentar la participación e implicación de los empleados en la evaluación, que nos ayudará enormemente a generar esa empatía con el cliente. A la hora de proponer medidas preventivas o correctoras, y siempre dentro de la legalidad y con toda transparencia con respecto a la representación de los trabajadores, ayudará por supuesto saber de la situación en la que se encuentra la empresa o el sector, para encontrar la manera más adecuada de resolver un determinado problema.
    Si quisiéramos ir para nota, también es clave conocer más sobre cómo está la persona o personas con las que debemos interactuar. Y ello puede ir desde generar confianza y preguntar directamente, a tener nociones sobre lenguaje no verbal y poder reconocer cuándo una persona puede estar descentrada, incómoda, etc. 
  • Preguntar con curiosidad sincera: Habiendo preparado la reunión, consiguiendo la empatía necesaria para poder trabajar mejor la evaluación, llega el momento en el que bajamos a campo a realizar nuestro trabajo de exploración. Ese es el momento en el que debemos ser curiosos y realizar muchas preguntas a las personas que nos acompañen o con las que entablemos conversación durante la visita. Es una de las soft skills que debe desarrollar un buen técnico en prevención de riesgos laborales. Y esa curiosidad debe ser sincera, no preguntar por preguntar, sino preguntar para estar dispuesto a escuchar de verdad, a veces “sacando los colores” a nuestro interlocutor, pero es la única forma que tendremos de saber cómo y por qué funcionan las cosas al realizar la evaluación de riesgos. Se trata de no quedarnos con la superficie, tenemos que rascar. 

    Haber trabajado con una guía para la participación de los empleados nos allanará el camino y nos permitirá que no tengamos que hacer tantas preguntas, porque muchas de las cosas habrán aflorado en los documentos de participación de los empleados. Si tenéis interés en ver cómo son estás guías, podéis contactar con nosotros
  • Proactividad: Todos sabemos que el día a día de las personas que gestionan la seguridad y salud en las organizaciones, especialmente para aquellas no dedicadas en exclusiva a ello, desvía su atención hacia otras problemáticas, por lo que este punto resulta particularmente importante. Es fundamental anticiparnos y evidenciar las necesidades de las organizaciones, estando atentos a las acciones planificadas y proponiendo su realización y seguimiento, todo ello sin esperar a que se requieran. 
    Para ello es conveniente realizar acciones como:
    • Revisar periódicamente las planificaciones y proponer las acciones según corresponda.
    • Informar y prevenir sobre posibles novedades normativas y su implicación concreta en la operativa diaria de la organización
    • Mantenernos informados en todo momento sobre lo que comentábamos en cuanto a la preparación de la reunión, así como tener contacto de forma periódica con nuestros interlocutores para conocer su situación y evolución.

Es innegable que para hacer un buen trabajo, un profesional de la seguridad y salud debe fomentar estas tres competencias: empatía, curiosidad, y proactividad. Y ello conlleva el tener interés por el aprendizaje continuo, por entender los procesos actuales, así como las nuevas tendencias en el sector, nuevas metodologías y tecnologías productivas, nuevos productos, etc. Todo ello siempre enfocado a una aplicación práctica y efectiva de la Seguridad y Salud. 

Un conocimiento en profundidad de la realidad, presente y futura de cada organización y su proceso productivo, facilitará la realización de propuestas y un asesoramiento mucho más adecuado, lo que constituye sin duda la base para su correcta integración en la organización.

¿Se os ocurre algún otro punto que podría aportar valor a la actitud en cuanto a las evaluaciones?

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