En posts anteriores hemos hablado de cómo definir una estrategia preventiva. Pero este es un camino camino arduo que puede llevar a muchos errores. A continuación te mostramos los más habituales:
1. No focalizar. Definir un plan estratégico sin tener claro el punto de partida (misión) y a dónde se va (visión) es un error muy habitual por la premura con la que se quieren hacer acciones. Por dicho motivo, es clave focalizar en todo momento en base a la visión y objetivos que nos marquemos.
2. Definir la misión y visión desde arriba. Misión y visión marcan dónde estamos y a dónde vamos. Implicar en su elaboración a las personas de la organización ayudará a generar una visión compartida dentro de la organización. Aprovecha su definición para implicar a personas clave que quieres que colaboren.
3. No alinear la estrategia. Definir una estrategia preventiva no alineada con la estrategia de la empresa es un error muy habitual. Debes conseguir que la estrategia preventiva sea indisoluble con la de tu organización, integrando la seguridad y salud como un valor clave.
4. No decir que no. Puede ocurrir que lo que sucede en el día a día nos vaya apartando poco a poco de la estrategia. Detecta qué acciones nos ayudan a llegar a nuestro objetivo y cuáles nos apartan de él.
5. Confundir acciones y estrategia. Muchas veces pensamos que tenemos una estrategia porque realizamos acciones. La estrategia es un conjunto de acciones relacionadas en pro de un objetivo: evolucionar la cultura preventiva. Las acciones son el medio por el cual conseguimos esa estrategia. Disponer de acciones sin un fin definitivo llevará a estar continuamente abriendo y cerrando acciones sin sentido.
6. Realizar una estrategia estática. La estrategia preventiva debe revisarse periódicamente, con objeto de ver los cambios que se han ido desarrollando. En caso de que alguna de las líneas estratégicas o acciones no sean útiles, elimínalas.
7. Centrarse solo en objetivos. Muchos planes estratégicos fallan por centrarse únicamente en los objetivos marcados. Realizar un seguimiento adecuado de los objetivos es clave, pero un plan estratégico es mucho más que objetivos. Analizar las acciones previstas, su seguimiento y validez es indispensable.
8. Diseñar sin planificar. El plan estratégico no es solo un conjunto de acciones. Debe llevar asociado una planificación adecuada, definiendo claramente los responsables de implantación de estas, así como los recursos necesarios.
9. Querer abarcar demasiado. En el momento de diseñar un plan estratégico se suelen diseñar y planificar muchas acciones. Si queremos que las mismas lleguen a buen puerto, debemos priorizarlas claramente.
10. No realizar seguimiento. Puede parecer mentira, pero muchas empresas obvian este punto, el cual es vital. Definir una estrategia y acciones sin realizar seguimiento de estas hará que fallen de forma segura. Establece seguimientos periódicos y no tengas miedo de dar feedback sobre el estado de las acciones.
Si estás elaborando tu estrategia preventiva y tienes dudas, podemos ayudarte.