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Tal y como se mencionaba en un interesantísimo artículo publicado en este mismo blog bajo el título “Eye Tracking: Tecnología para entender el comportamiento humano, ¿ver…para creer?”, la vista es el sentido más importante de cuantos poseemos los seres humanos debido a que en torno al 50% de nuestro cerebro se dedica al procesamiento visual. Lo utilizamos constantemente y coordinamos el conjunto de experiencias que vivimos a través de la vista, según las conclusiones publicadas a partir de un estudio llevado a cabo por el Instituto Max Planck de Psicolingüística.
Si ante esta realidad añadimos, tal y como también se comentaba en otro artículo publicado en este blog con el título “La teoría de la evolución de la gestión de la información en prevención” los smartphones son ya herramientas de trabajo en la gestión de la seguridad y salud. Por lo que cobran vital importancia aspectos que no pueden ser pasados por alto en su diseño, como la tipografía, colores, iluminación, display, etc. Críticos para su legibilidad, pero no sólo en este tipo de dispositivos, sino también en otros como interfaces hombre-máquina (HMI), etc.
Por ejemplo, diferentes estudios recogidos en un artículo publicado con el título “Utilising psychophysical techniques to investigate the effects of age, typeface design, size and display polarity on glance legibility” en la revista Ergonomics concluyen que “las pantallas de polaridad negativa (luz sobre oscuridad) populares en aplicaciones nocturnas, incluyendo HMIs en automóviles y smartphones, porque emiten menos luz en la cabina y por lo tanto se piensa que son más seguras (…) son de hecho menos legibles que sus contrapartes positivas, probablemente debido a que la dilatación de las pupilas bajo poca iluminación produce borrosidad óptica” añadiendo que “esta línea de investigación pone de relieve el equilibrio de los diferentes factores como la iluminación, las características de la pantalla y los colores de texto de primer plano y fondo que entran en juego al optimizar los elementos de una pantalla, especialmente en contextos críticos de seguridad”.
Esta y otras investigaciones son las que están llevando a cabo un consorcio encabezado por el laboratorio de ideas AgeLab del Massachusetts Institute of Technoloy (MIT) con el nombre Clear Information Presentation Consortium con objeto de explorar cómo impactan las características tipográficas y de diseño en la legibilidad y en la retención del contenido en ambientes basados en “echar un vistazo”.
Pero además, habría que considerar determinadas características específicas de las personas – recuerden el principio preventivo de adaptar el trabajo a la persona – para permitir la elección de la tipografía, tamaño de la fuente, etc., en estos aparatos en función del usuario. Interesante en este aspecto los estudios llevados a cabo, por ejemplo, para conocer qué tipo de letra podría ser más beneficiosa para personas con dislexia.
Indudablemente, la aparición de smartphones y otra serie de dispositivos -como los wearables, gafas de realidad virtual, tablets, etc.-, pueden ser grandes aliados para mejorar la gestión y las prácticas en materia de seguridad y salud, aunque seguramente estudios como los descritos, sean imprescindibles para la mejora en su diseño con respecto a posibles riesgos que pueden quedar ocultos a simple vista.