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En el mundo Lean, la “capacidad para adaptarse a la demanda mediante la flexibilidad se define como Shojinka, y se traduce como la aptitud para modificar el número de trabajadores de cada zona de trabajo en función de las necesidades del momento. Al ser capaz de eliminar personal no activo y tiempos ociosos, Shojinka siempre lleva asociado un aumento de productividad a través de la mejora de la efectividad y una reducción de costes.
Para poder llevarse a cabo, los trabajadores deben poder responder de una manera eficiente en diversas tareas o procesos, además de apoyar en distintas áreas de la organización. Es decir, es necesario que sean polivalentes, lo cual no debe confundirse con el controvertido multi tasking. La polivalencia o multi skill trata de ser capaz de realizar diferentes tareas, pero éstas se desarrollan de una en una.
En el mundo occidental, con una cultura más partidaria de los trabajadores “especialistas”, los trabajadores “polivalentes” o “comodines”, como los solemos llamar coloquialmente, han sido a menudo infravalorados e infrautilizados. Se ha apostado por expertos con conocimiento muy profundo y focalizado, generalmente más productivos a nivel individual, pero olvidando que la productividad realmente importante es la global, y que en un sistema complejo los “comodines” son las piezas que hacen que el engranaje funcione de una manera eficiente.
En un entorno tan cambiante como el actual, marcado por el incontenible avance de las nuevas tecnologías, flexibilidad y agilidad se convierten en adjetivos indispensables que deben caracterizar cualquier aspecto que tenga que ver con la gestión de una organización, y es aquí donde el trabajador polivalente gana la partida al especialista. Hoy en día se necesitan profesionales con creatividad, capacidad de resolución de problemas, adaptabilidad, resiliencia, predisposición al cambio, habilidad para anticiparse, interdisciplinares y tolerantes con situaciones de incertidumbre, trabajadores generalistas con cierto grado de especialización. Y en este contexto, donde los conocimientos adquiridos quedan obsoletos rápidamente, cobra especial relevancia la formación y las nuevas formas de transferencia del conocimiento ágiles, capaces de adaptarse continuamente a las necesidades de la empresa.
Es el momento de que las organizaciones apuesten por nuevos formatos que ayuden a potenciar la capacidad para adquirir información, transformarla en conocimiento, incorporarla a la empresa como aprendizaje, compartirlo con rapidez y flexibilidad y convertirlo en valor.
Para ello, los diferentes entornos de aprendizaje digital (Rapid Learning, Mobile Learning, Video Learning…) son soluciones que fomentan la proactividad de las personas y facilitan la adquisición de conocimientos, a través de formaciones mucho más eficaces y eficientes que las tradicionales.
De forma transversal a la utilización de nuevas tecnologías como recurso, surge con fuerza una corriente de aprendizaje basada en fomentar la capacidad crítica y creativa de las personas, el Thinking Based Learning. El TBS podría considerarse, de forma breve, como un conjunto de estrategias orientadas a análisis causales, resolución de problemas, toma de decisiones, comparación y contraste, etc.
Desde el punto de vista de la empresa, y de las cuestiones relativas a la formación de los trabajadores, el TBS parece una forma realmente potente de establecer las pautas y las directrices de los programas formativos y, como no, de sacar el máximo rendimiento a las nuevas tecnologías, como recurso más adecuado para alcanzar los objetivos Shojinka.
Además, conceptos como la gamificación, que consiste en el uso de los principios y las mecánicas del juego en situaciones que nada tienen que ver con el ocio, resultan un recurso clave para fomentar la motivación de los trabajadores. También hay que considerar la parte emocional de la persona, ya que tal y como indica el investigador en Neurociencia Francisco Mora, “sólo puede ser verdaderamente aprendido aquello que te dice algo, aquello que llama la atención y genera emoción, aquello que es diferente y sobresale de la monotonía”.
Todas estas ideas se pueden integrar en la utilización de herramientas inmersivas, como pueden ser los vídeos 360º o la realidad virtual, y de las que ya hemos hablado en anteriores post. Con estos medios podemos potenciar al máximo las capacidades de los trabajadores vinculando el proceso de aprendizaje a través de juegos con esa parte emocional indispensable.