Escucha la lectura de este artículo
En el ámbito industrial, es habitual encontrarnos la disputa entre la productividad y la Seguridad y Salud en el trabajo, como si de dos conceptos incompatibles, e incluso contrapuestos, se tratase. Como sabemos, en el contexto de la competitividad actual, y con el vertiginoso ritmo al que se mueven los mercados, la primera siempre prevalece sobre cualquier otro aspecto de la empresa.
Sin embargo, existe una relación directa entre una adecuada integración de la Seguridad y Salud en la empresa y un aumento absoluto de la productividad. Esta vinculación se explica por sí sola cuando atendemos a la influencia que tienen los accidentes de trabajo, no solo en los costes humanos y económicos del accidentado, si no en la cuenta de resultados de la empresa, así como, en última instancia, en la sociedad. De hecho, desde hace años las empresas tienen contabilizada la repercusión económica de los accidentes laborales, aunque sabemos que este coste es considerablemente superior, principalmente debido a la gran cantidad de costes indirectos asociados que se derivan de estas situaciones, como pueden ser tiempos de producción perdidos, costes de oportunidad, interferencias en el proceso productivo, conflictos laborales, sustituciones, pérdidas de imagen y de mercado, sanciones, recargos de prestaciones, demandas…
No obstante, si nos fijamos en las estadísticas relacionadas con la accidentabilidad laboral, podemos observar que éstas tan solo tienen en consideración la forma o contacto que produjo la lesión, sin entrar en las causas reales que lo originaron, centrando la atención en los aspectos de seguridad y ergonomía de los puestos de trabajo, y dejando a un lado los factores psicosociales. Afortunadamente, estudios como el del Centro de Investigación en Salud Laboral (CISAL), de la Universidad Pompeu Fabra, evidencian que un ambiente psicosocial poco favorable aumenta la incidencia de las lesiones por accidente laboral.
De manera complementaria, también se está investigando en la influencia de los factores organizacionales como causas de accidentabilidad laboral. este es el caso del estudio del Instituto de Seguridad y Salud en el Trabajo (INVASSAT), en el que se muestra que las causas organizativas están presentes aproximadamente en el 39% de los accidentes laborales analizados, frente al 32% de las causas técnicas. Curiosamente, el factor humano “sólo” interviene en un 27% de los accidentes, pese a que la creencia más extendida es que es el principal sospechoso en la producción de cualquier accidente. En esta línea venimos trabajado desde PrevenControl, con nuestra idea de Seguridad Basada en la Organización, concepto que va un paso más allá de la Seguridad Basada en el Comportamiento y que requiere cambiar el foco de atención desde el trabajador hacia la organización en todas sus vertientes. Los trabajadores son personas que forman parte de la organización y, por tanto, engranajes que hacen funcionar la máquina.
A lo anterior hay que añadir los efectos que está teniendo la digitalización de la industria, a través de la denominada Industria 4.0, donde tecnologías como el Internet de las cosas, el Cloud Computing, el Big Data, la realidad virtual o la Impresión 3D, están revolucionando el funcionamiento de la industria, pero a la vez generando un mayor nivel de incertidumbre desde la perspectiva psicosocial en los trabajadores que deben afrontar los cambios.
Por otra parte, desde hace décadas, la industria ha adoptado las tecnologías de monitorización para controlar el desempeño tanto personas como máquinas, con el objetivo de identificar necesidades de formación, facilitar la definición de objetivos, planificar recursos, obtener feedback inmediato y objetivo, reducir sesgos en las evaluaciones de desempeño, etc., y en último término aumentar la productividad. Pero esta monitorización impersonal, en la que las personas son consideradas como un tipo de máquina específico, lleva asociado una serie de inconvenientes, como pueden ser el incremento del estrés, disminución de la satisfacción y la moral de los trabajadores, enfoque en la cantidad de trabajo en detrimento de la calidad, etc. Por lo tanto, el reto que se plantea en la actualidad es si las nuevas tecnologías de monitorización pueden ayudar a mejorar el bienestar de los trabajadores, principalmente desde el prisma psicosocial. En este aspecto, industria y ciencia están de acuerdo en que el potencial de las tecnologías wearable es indiscutible, y desde esta perspectiva se ha planteado el proyecto de desarrollo experimental SMARTOBS 4.0 de la convocatoria Innova IDEPA (Programa RIS3-empresa) del Instituto de Desarrollo Económico de Principado de Asturias, y que está siendo desarrollado por PrevenControl y Talento Corporativo, consultora ubicada en Gijón y especializada en la gestión de datos, el análisis inteligente de los mismos y la creación de sistemas de apoyo para la toma de decisiones. En el proyecto también se cuenta con la participación del Centro Tecnológico PRODINTEC.
El proyecto consiste en el desarrollo de un sistema capaz de monitorizar, simultáneamente y en tiempo real, parámetros psicofisiológicos relacionados con el estrés, así como información del proceso productivo y de distintos aspectos organizativos y establecer, a través de reglas expertas, un conjunto de recomendaciones bidireccionales dirigidas tanto a nivel individual para el trabajador, como a nivel organizativo para las personas encargadas de organizar el proceso productivo. El sistema constará de un dispositivo biométrico que permita registrar los parámetros psicofisiológicos a analizar y una red de sensores integrada en la máquina o máquinas empleadas en la línea de producción.
