Los accidentes de trabajo provocan una pérdida de alrededor del 4 por ciento del PIB mundial, un montante suficientemente importante como para tomar en cuenta la posible mejora de la seguridad y salud laboral como factor de éxito empresarial.
Es sobradamente conocido un estudio de la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS) del Seguro Social Alemán de Accidentes de Trabajo (DGUV) sobre el rendimiento de la prevención, es decir, un cálculo de los costos y beneficios de las inversiones en la seguridad y salud en el trabajo en las empresas realizado en 2011.
Según este estudio, el retorno de inversión esperado en seguridad y salud laboral es de 2,2 euros por euro invertido, es decir, una rentabilidad del 120%.
El informe The workplace wellness alliance del World Economic Forum concluye que el retorno de la inversión de cada euro gastado en programas de bienestar laboral es de 2,54 euros, y otro estudio de la red europea de promoción de la salud en el trabajo (ENWHP) estima un retorno de la inversión de entre 2,5 y 4,8 euros en absentismo y de entre 2,3 y 5,9 euros en costes de enfermedad.
Tomemos en cuenta lo que hoy en día nos ofrece el mercado financiero para dimensionar la importancia de estas rentabilidades. ¿Quién no invertiría en un negocio así?
Es decir, estoy seguro que existen muchas empresas que batallan con las entidades financieras para renegociar productos financieros y conseguir rascar unas décimas en su tasa de rentabilidad. Imaginemos el margen de mejora que existe en cuanto a tasa de retorno en la buena gestión de la seguridad y salud en el trabajo. ¿No sería tan lógico intentar conseguir una mejora en seguridad y bienestar laboral, como el renegociar con los bancos?
Sin embargo, si atendemos a las razones que motivan a la empresa a actuar en seguridad y salud en el trabajo, observamos que las razones económicas y el hecho de aumentar la competitividad de la empresa están en último lugar.
¿Qué problema hay aquí?
Es obvio que entre todos no hemos sabido hacer un buen trabajo. La rentabilidad de las acciones preventivas no se percibe de forma inmediata, o no hemos conseguido que se perciba así, unido al hecho de que hay un importante componente de intangibles, y un enorme desconocimiento de las posibilidades del enfoque a negocio de la seguridad y salud laboral.
Si analizamos los datos de la Encuesta Nacional de Gestión de la Seguridad y Salud de las Empresas 2009, observamos un desconocimiento generalizado por parte de las empresas de los verdaderos costes de un accidente:
Los resultados de la Encuesta ponen de manifiesto que, cuando el empresario dispone de información sobre el coste económico del accidente de trabajo, éste prácticamente se limita al conocimiento de la cuantía de las cuotas a la Mutua de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales o INSS (82,3% de los centros con accidentes de trabajo en los últimos dos años). Con mucha menor frecuencia, se contabiliza el coste de las actividades destinadas a la prevención de riesgos laborales (17,2%), el coste no asegurado de disminución de la producción (15,6%) y el coste no asegurado de tiempos perdidos por compañeros y mandos (14,2%).
Pero es evidente que en la mayoría de los casos no se presta atención a la seguridad y salud en el trabajo y que el departamento de prevención se suele considerar como un centro de coste, cuando debería ser totalmente al contrario. Y los primeros responsables de que en ocasiones no se nos tome con la importancia que realmente tiene el departamento, somos los propios técnicos, que nos empeñamos en NO MEDIR absolutamente nada. Hablo con muchos técnicos que hacen lo que tienen que hacer, porque lo dice la Ley, pero que realmente no comprueban si aquello les ha hecho mejorar o no con cifras concretas.
Es necesario, por tanto, trabajar la seguridad y salud laboral con un enfoque a negocio.
En este sentido, os recomiendo revisar la Mesa redonda: PRL y productividad, organizada por la CEOE en el marco del salón SICUR 2014, en la que participaron cuatro responsables de departamentos de prevención de grandes compañías: Hugo Tovar de Alcatel-Lucent, Guillermo Murciano de DHL, Fernando José Guerrero de la FNMT y Mario Cabezos de Mutua Madrileña.
Si bien toda la mesa redonda fue tremendamente interesante, me centraré en la intervención de Mario Cabezos, Gerente de Prevención y Medio Ambiente del Grupo Mutua Madrileña. Es una de aquellas intervenciones que debería escuchar e interiorizar cualquier técnico en prevención que se precie. Recomiendo que la escuchéis de su propia voz a través de youtube, a partir del minuto 28, pero os la transcribimos a continuación:
Cuando entré en Mutua hace 10 años, y planteaba cualquier tipo de inversión en el ámbito preventivo, lo hacia desde la óptica desde la que trabajamos todos: tenemos la gran suerte, por decirlo así, o la gran desgracia de tener un respaldo normativo muy potente. Entonces decías: “hay que hacer esto no porque lo digo yo, sino porque además lo dice la normativa, y los riesgos que implica no cumplir la normativa son este, este y aquel”. Y esa era la principal forma de hacer que uno tenía dentro de la compañía. Y bueno, a veces “colaba” y a veces no, generalmente con el respaldo normativo “colaba” siempre porque que menos que cumplir con la normativa, pero luego la realidad es que si uno quiere ir un poco más allá de lo que determina la propia norma, que es principio rector de la propia Ley de prevención de riesgos del 95, evidentemente tiene que convertir eso del centro de coste en un centro de beneficio. Y eso, ¿cómo se hace o cómo entiendo yo que se puede hacer?
Por cada proyecto en materia preventiva que se gestione o se presente en la empresa, y que evidentemente se debate en el comité de gestión de la compañía, nosotros presentamos un flujo de caja a 6 años, a un mínimo de 6 años.
Entendido lo de los 6 años, y no 4 por ejemplo, porque que menos que 6 años para presentar flujos de caja de costes recurrentes, a parte de los de inversión, y luego los beneficios supuestos que esperamos de esa política preventiva. Y ahí hay que afinar bien, pero es la única forma de que nosotros seamos capaces de justificar -poniéndonos el “gorro” del financiero- el ahorro ligado a la inversión (el ALI o el ROI, llamarlo como queráis), o la Tasa Interna de Retorno. Esa es la manera por la que nosotros presentamos cada proyecto con un VAN, un Valor Actual Neto.
Estos son conceptos quizá demasiado financieros o económico-financieros, pero es la única forma de que la gente que se sienta en un comité de dirección entienda que nosotros no estamos para gastar, sino que todo aquello que hacemos tiene una visión de negocio, una visión clara, y además que en el medio-largo plazo esperamos que reporte beneficios.
A modo de consejo, no os pilléis los dedos con las tasas internas de retorno, no vayáis a poner que los ahorros van a ser realmente buenos buenos, no vaya a ser que no sean y os caigáis con todo el equipo y la campaña. Creo que compensa ser conservador con esto de la prevención.
Por tanto, creemos que esa es la única manera de que nos tengan en cuenta no solo como una herramienta de cumplimiento normativo, sino como un verdadero aporte de valor a la compañía.
En pocos minutos creo que Mario hace una disertación sobre cómo debería funcionar realmente un departamento de prevención de riesgos laborales. No me atrevería a añadir nada más, simplemente que debemos formarnos en finanzas (por suerte eso es muy sencillo hoy en youtube), y que debemos cambiar nuestro enfoque actual, tan encorsetado en las normativas. Pero yo lo veo como algo apasionante, y por tal y como expone Mario en el video, creo que él también. ¿Empezamos a trabajar con este nuevo enfoque?