A menudo nos preguntamos ¿qué se puede hacer para generar un clima de Seguridad y Salud adecuado? ¿Cómo podemos saber si los equipos, y la empresa integran la Seguridad y Salud en su día a día y metafóricamente hablando fuera una lluvia fina que nos va calando e impregnando hasta formar parte de nosotros, de nuestra forma de trabajar…?
Porque no nos engañemos y dicho coloquialmente, “esto va de personas, y en mayúscula”, como nos dijo hace poco Alberto, Corporate Health & Safety Manager de una gran compañía y que suscribimos totalmente.
Tanto es así, que un modelo de gestión de competencias busca optimizar el potencial de las personas que forman parte de la organización, busca analizar y detectar cómo se contribuye a la generación de valor. Y, por ello, busca la existencia de una trazabilidad con la estrategia de la organización para dar una respuesta a las exigencias del sector al que pertenecen. Y acaso ¿la seguridad y la salud no forman parte de la estrategia de las empresas a las que pertenecéis? Parad unos segundos. Os invitamos a que lo penséis.
Por eso hablamos de cómo un modelo de competencias puede contribuir y sumar al área de Seguridad y salud.
Vamos pues, y, en primer lugar, a definir el concepto de competencia como el conjunto integrado de conocimientos, destrezas, habilidades, actitudes, que tiene o debe tener una persona, que le predisponen para desempeñar con éxito, los requisitos y exigencias de un puesto de trabajo, ocupación, en el contexto profesional.
Como veis aquí tenemos ya, 2 reflexiones interesantes: una primera reflexión es que las competencias están referidas a una situación de trabajo, por tanto, es esta la que contribuye a definir las competencias. Es el puesto de trabajo el que define qué competencias son necesarias, si bien, implican e impactan de lleno en la persona.
La persona, antes de desempeñar su puesto de trabajo, tiene un potencial de actuación, y que al desarrollar sus funciones en el puesto, podremos determinar si posee y aplica o no, las competencias necesarias y adecuadas.
Y la segunda reflexión es que las competencias pueden cambiar en función de las situaciones laborales que tengamos en nuestra organización debidas al sector, a la incorporación de determinadas tecnologías, a nuevos procesos de trabajo o evoluciones de los mismos…
En segundo término, analicemos qué grandes tipos de competencias existen.
Básicamente, se trabaja con 2 tipos:
Las denominadas soft skills (o competencias blandas) que son las aptitudes sociales, emocionales, resolutivas y de comportamiento que permiten desenvolvernos mejor y obtener mejores resultados en cualquier situación. Básicamente, son las habilidades intrínsecamente humanas.
Marcan la forma de relacionarnos con los demás y, de hecho, a medio y largo plazo tienen efectos evidentes en el desarrollo profesional de las personas, y también en el éxito de las organizaciones.
Actualmente, se han ganado la reputación de ser más poderosas y convenientes en el mundo empresarial, y por ello han comenzado a llamarse Power Skills. Se trata de una versión 2.0 de las mismas. Son las habilidades que nos dan verdadero “poder” en el trabajo.
Por ejemplo, la competencia de comunicación en seguridad, entendida como la capacidad para expresar las ideas de forma clara y convincente, de manera que el mensaje pueda ser entendido con claridad. Y los comportamientos que lo apoyan se basan en estructurar bien los mensajes de seguridad que se quieren transmitir, informar y comunicar las ideas de forma lógica y secuencial. Poseer buena habilidad para la comunicación bidireccional, apoyándose en propuestas, soluciones y argumentaciones oportunas. Adecuar el estilo y forma de comunicar en función del contexto y de los distintos perfiles, mostrando flexibilidad para expresar y captar los elementos verbales y no verbales que faciliten una comunicación efectiva.
Y otro ejemplo, sin duda, es la competencia de liderazgo en seguridad y salud entendida como la capacidad para influir y guiar las acciones de un equipo hacia la consecución de una visión común en Seguridad y Salud, obteniendo el apoyo y compromiso hacia el logro de metas significativas. Pudiéndose concretar en comportamientos como la fijación de metas claras relativas a la seguridad y salud para el equipo, centrándose en el trabajo. Fomentar un clima positivo y de seguridad entre las personas del equipo. Crear un clima de aprendizaje en materia de Seguridad. Tener presencia y autoridad, ser un referente en Seguridad…
La segunda gran tipología de competencias son las denominadas competencias técnicas (hard skills). Están relacionadas con los conocimientos, las destrezas o habilidades, en definitiva, con el saber y saber hacer para desempeñar sus funciones de forma efectiva. Son específicas para cada puesto de trabajo.
Por ejemplo, posibles competencias técnicas de un jefe de equipo de un centro productivo son conocer y aplicar un procedimiento, detectar posibles riesgos, aplicar las instrucciones de seguridad, inspección de Obra o de un vehículo, Investigar accidentes e incidentes…
El que tengamos definidas estas competencias constituye un primer paso para continuar posteriormente en su valoración y cómo las personas lo van integrando.
De esta manera y de forma organizada y estructurada, el área de Seguridad y Salud puede tener constancia de las habilidades necesarias para lograr un buen desempeño y la tan ansiada cultura de seguridad. De impulsar el equilibrio entre las necesidades de la organización y las personas en Seguridad y Salud. De tener una radiografía, en el tiempo, del nivel de integración de las competencias y su desempeño en Seguridad y Salud. De contribuir al crecimiento de las personas de la organización en materia de Seguridad y Salud permitiendo trabajar en un plan de desarrollo y capacitación como pueden ser itinerarios de aprendizaje, planes formativos en Seguridad y Salud…
Por último, destacar que un modelo competencial nos ayuda a trazar un camino estructurado en la Organización donde esta área se convierte en un facilitador convirtiendo a la Seguridad y Salud en un valor que genera sentimiento de orgullo colectivo.