Formar en materia preventiva al personal de una organización y que esta sea amena y eficaz no es fácil.
A priori, disponemos de una presentación (normalmente en Power Point preparada previamente), una sala, varios asistentes y el formador.
Antes de iniciar la formación ya vemos el percal: el formador pondrá la directa empezando a hablar y pasando las diapositivas de la presentación. De vez en cuando, el formador irá preguntando: “¿alguna duda?”, “¿Queda todo claro?”, “¿Queréis comentar alguna situación de vuestro trabajo?” Y en la mayoría de los casos, se hace el silencio o simplemente los asistentes asienten con la cabeza.
Con un poco de suerte, hay algún trabajador/a que pregunta o comenta situaciones en las que se ha encontrado en su día a día y hace que la formación sea un poco más interactiva.
En resumen, puro aburrimiento, tanto para los asistentes como para el formador. Y lo que es más importante: podemos asegurar que con la formación que hemos impartido, los asistentes han aprendido algo? Generalmente, no.
Hemos oído hablar de las formaciones por dinámicas, pero como todo lo desconocido (o conocido a medias) nos da cierto respeto. No sabríamos por dónde empezar.
Pero todo es lanzarse y cuando uno lo hace se da cuenta de lo beneficioso que es y se pregunta porque no ha introducido dinámicas en la formación antes.
Siguiendo la teoría de Kolb, el aprendizaje experiencial se divide en 4 fases que son:
Una formación por dinámicas es simplemente impartir una formación utilizando una actividad, de manera que los asistentes aprendan jugando (participación 100% de los asistentes) y la formación se convierta en una actividad amena y en algunos casos divertida.
Con las dinámicas, hacemos que los asistentes se relajen, hablen y podamos obtener mucha información de los riesgos de su puesto de trabajo, nos expongan sus experiencias, reflexionen sobre los riesgos y medidas a llevar a cabo y las apliquen al volver al puesto de trabajo. Este aprendizaje experiencial nos permite descubrir aspectos que inicialmente no habríamos detectado con visitas a la empresa o entrevistas con los responsables.
La formación por dinámicas es un WIN- WIN, ambos recabamos más conocimiento e información sobre los aspectos tratados en la misma.
Hay muchas maneras de dinamizar una formación: usando globos, cartas, papel y colores, vasos de plástico, cordel, aviones de papel, etc… en función de la formación que se necesite impartir y el tiempo disponible e incluso del grupo de participantes y sector de actividad de la empresa. Es por ello que como formadores deberíamos llevar preparadas más de una dinámica para poder llevar a cabo la formación y siempre preparar los objetivos que queremos conseguir con la misma. Jugando aprendemos pero es importante escoger el juego adecuado.
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