Escucha la lectura de este artículo
Cuando terminé el primer borrador de mi libro “Cero accidentes. ¿Una Utopía?” una de las primeras personas que lo leyeron fue “Claudia” (no es su nombre real), una de las protagonistas. Me vino a ver unos días después de darle el borrador, entusiasmada por haber revivido una parte de su vida y sólo me hizo un comentario crítico sobre el planteo del libro: “es muy sintético, con todo lo que nos pasó en aquella época, podrías haber escrito un libro entero de cada capítulo”. Bien, el comentario quedó ahí en mi memoria.
Hace unos meses, mientras viajaba con Joaquim Ruiz, me hizo un comentario que enlazaba con el de Claudia, en el sentido de que cada capítulo tenía temáticas que merecerían de artículos en que abordaran los temas bajo un punto de vista complementario al del libro o sencillamente distinto a él.
Hoy me decido a empezar una serie de artículos siendo este primero sobre algo de lo que se habla poco: la credibilidad de un proyecto.
Hoy en día se escribe mucho sobre temas de gestión de personas, entre ellos el tema estrella de la motivación. Podemos leer montañas de artículos sobre ello, pero me pregunto: ¿de qué sirve motivar si el proyecto no es creíble?
En la experiencia profesional que podréis encontrar en el libro, pasamos de una realidad de un accidente cada dos o tres semanas a otra de más de nueve años sin accidentes. El factor clave de este hito no fue motivar al colectivo, fue hacer creíble el proyecto.
La credibilidad no se puede trabajar aisladamente, es fruto de una serie de actos, parámetros y acciones que se deben realizar simultáneamente o secuencialmente para que aflore esta credibilidad como consecuencia de toda la gestión del proyecto y del objetivo a alcanzar.
Uno de los factores determinantes de mi historia fue el liderazgo. Todo el personal pudo apreciar de forma clara y meridiana mi implicación, la de Alberto en el libro, en aquel cambio. No siempre el liderazgo debe de ser individual, existe la posibilidad de un liderazgo colectivo.
Una circunstancia poco frecuente hoy es que el profesional que tiene un desafío importante, disponga de dos circunstancias fundamentales: que tenga los objetivos muy claros y que disponga del tiempo necesario y suficiente para tratarlos de la mejor forma profesional posible. Evidentemente también de los medios requeridos para ello.
Así fue en aquella empresa, el director general tuvo muy claro que las prioridades para modernizar la gestión de la fábrica eran la Seguridad y los Recursos Humanos. Los que hayan leído el libro recordarán la frase: “pasa un 75% de tu tiempo dedicado a estos dos temas”. A riesgo de equivocarme, doy por supuesto que el lector estará de acuerdo conmigo en que una fábrica mal gestionada a nivel de recursos humanos, tiene grandes posibilidades de ser una fábrica con altos índices de accidentabilidad.
Una vez que el líder tiene las consignas claras, y el tiempo y los medios para realizarlas, será mucho más fácil cubrir las otras etapas de la credibilidad que son: crear un equipo que progresivamente asuma el liderazgo, con lo que en aquel momento pasaremos de un liderazgo individual a otro colectivo capaz de perennizar el proyecto, e identificar a los actores clave necesarios que apoyen y sigan el proyecto. Es muy importante contar con personas que ya gocen de buena reputación entre la plantilla. Si ellos se suman al proyecto, la credibilidad global será un objetivo más realista que si hay que ir “picando piedra” desde el principio sin contar con estas personas clave. Un ejemplo del libro es Pablo el presidente del comité de empresa que creyó en el proyecto porque vio la seriedad de los planes de la dirección y el riesgo que suponía para los trabajadores el seguir con aquella dinámica de accidentabilidad.
Íntimamente unido a la credibilidad está la ejemplaridad. Se siguen viendo altos directivos visitando las fábricas sin el uso de los EPI’s obligatorios. Aquí no se puede fallar, todo directivo o cuadro debe de ser ejemplar en este tema para que el proyecto sea creíble. La Seguridad es cosa del 100% de la plantilla o no lo es de nadie. Una fábrica en la que sólo los obreros de producción se preocupan por el tema no conseguirá nunca grandes resultados en Seguridad.
Una actitud de falta de ejemplaridad, alimenta a lo que yo llamaba “el sector crítico”, aquellas personas negativas que se empeñan en no colaborar y en ver extrañas intenciones y oscuros planes en cualquier proyecto que se emprenda, pero de esto hablaré en un próximo artículo.
¿Quieres adquirir el libro “Cero Accidentes ¿Una utopia?” Clica aqui .