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Cada vez escuchamos o leemos con más frecuencia la palabra empoderamiento, como concepto clave en las organizaciones empresariales del siglo XXI. Y lo cierto es que no es para menos. Está demostrado que la mayoría de las empresas más exitosas en lo que va de siglo, están siendo aquellas que están acogiendo esta estrategia de gestión como modelo de desarrollo.
Una de las claves fundamentales del empoderamiento laboral, está en la capacidad de los trabajadores para tomar decisiones de manera autónoma y asumir la responsabilidad y las consecuencias de dichas decisiones, minimizando la supervisión de sus superiores.
Para ello, es fundamental que los trabajadores estén lo suficientemente capacitados, y dispongan de los conocimientos técnicos y los criterios adecuados y suficientes, para la toma de decisiones de forma autónoma.
Es en la adquisición de esos conocimientos y capacidades donde pretende poner el foco el presente post.
Aprendizaje reflexivo
Generalmente, tendemos a pensar que el hecho de haber recibido una determinada formación ya debería dotar al trabajador del conocimiento suficiente y necesario sobre una determinada materia. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja que esto. Para que la información que recibimos se convierta en conocimiento es imprescindible elegir el mejor proceso de aprendizaje posible. Existen diversos modelos y estilos de aprendizaje, pero quizá el más orientado hacia el empoderamiento sea el Aprendizaje Basado en el Pensamiento, que se apoya en gran medida en el Aprendizaje Reflexivo.
Este tipo de aprendizaje, tiene como objetivo enseñar a pensar de manera eficaz; es decir, a aplicar destrezas de pensamiento de forma competente y estratégica que fomenten la proactividad de las personas, gracias a un conjunto de estrategias orientadas a análisis causales, resolución de problemas y toma de decisiones, que faciliten una formación móvil, personalizada, cooperativa, interactiva y ubicada en el contexto. Algo de lo que ya hablamos en nuestro post “Thinking Based Learning: herramienta para adaptarse a un entorno cambiante en seguridad”.
Herramienta de toma de decisiones
Así, surge una nueva posibilidad en la formación online, gracias a soluciones formativas orientadas hacia la Toma de Decisiones o el Aprendizaje Reflexivo.
Este tipo de soluciones se caracterizan por una estructura en la que se plantea un supuesto, trasladando al alumno la decisión de por dónde debe avanzar, para que elija el camino que considera correcto ante la situación planteada.
El contenido lineal del curso se bifurca en varias vías de navegación posibles. En base a la información mostrada y a su nivel de conocimiento y experiencia, el alumno escoge qué vía tomar, siendo solo una de ellas la correcta y la que permite al alumno continuar el curso y avanzar de nuevo linealmente. El resto de caminos le llevará de vuelta a la pantalla de toma de decisiones.
En esos caminos se explica detenidamente el supuesto y sus características, y por qué el camino elegido es correcto o no. Si el alumno escoge la decisión correcta como primera opción no necesitará ver el resto de contenidos (los relativos a las opciones incorrectas) para seguir adelante.
La toma de decisiones siempre será la última pantalla de un capítulo y de forma “obligatoria” tiene que haber un capítulo de continuación tras ella.
Solo una vez situados en el camino correcto, se podrá acceder al capítulo de evaluación de los contenidos.
Esta solución de aprendizaje se presenta como un modelo robusto y potente para afianzar los conocimientos que favorezcan el empoderamiento del trabajador, llevándole a procesar y ampliar la información que se le presenta a lo largo de la formación, haciéndole evaluar de forma crítica los contenidos, y generando argumentos que maximicen sus posibilidades de acierto a la hora de afrontar una toma de decisiones adecuada.